Este colegio fue fundado en el año 1746 por un ilustre carredano llamado Antonio Gutiérrez de la Huerta y Güemes. Ya desde el principio se le ofreció a los PP. Escolapios que entonces tenían colegios en Madrid. Allí murió el fundador y cuando se inauguró el colegio sus restos se trajeron a la propia iglesia donde reposan en la actualidad.
En principio sólo había unos pocos internos y los niños del pueblo de Villacarriedo. Poco a poco el colegio fue cogiendo fama por la labor pedagógica esmerada de los religiosos y se fue aumentando la edificación del mismo hasta llegar a finales del S. XIX en que se construyó lo que es la actual fachada.
El estilo educativo de los PP. Escolapios, heredado de San José de Calasanz, está dedicado totalmente a la formación humana y cristiana de los niños, siguiendo su lema de Piedad y Letras. Los Escolapios siempre hemos tenido nuestros propios métodos acomodados a las necesidades de los alumnos de cada época. Y siempre han dado muy buenos resultados, de manera que este colegio desde siempre ha tenido fama de fomentar en los alumnos una espléndida formación humana y académica. De él han salido infinidad de médicos, abogados, ingenieros, etc. Muchos de ellos de esta misma comarca carredana. Tenemos el caso concreto del biólogo cántabro Augusto José González de Linares, fundador de lo que es hoy día el Museo Marítimo de Santander, el poeta español León Felipe, en banquero Emilio Botín (el viejo), el Cardenal De La Lastra y Cuesta, que participó en el Concilio Vaticano I, y muchos más.
Tras los cambios de los planes educativos que hubo en los años 70, el colegio sufrió unos años de escasez de alumnos, que hicieron peligrar su continuidad. Pero a mediados de esta década volvió de nuevo a resurgir, pues recibió a multitud de alumnos del Ayuntamiento de Villafufre y se convirtió en un colegio rural con un internado que poco a poco iba decreciendo, hasta que al comienzo de los años 90 se le dio un gran impulso al admitir a niños y poco más tarde niñas (todos internos) con necesidad de reciclarse en sus estudios, ya que en los centros en los que estaban matriculados no hacían nada. Aquí se le intentó dar personalidad de estudiantes, cosa que hasta la fecha está dando muy buenos resultados en la inmensa mayoría. Y esta es la situación actual, que esperamos continúe, pues una labor totalmente calasancia, educar a aquellos alumnos y alumnas con necesidades tales que en otros centros no lo pueden ayudar y aquí encuentran una tabla de salvación para su éxito posterior en la sociedad. Por eso, de acuerdo con la Administración – dígase Consejería de Educación – tenemos la matrícula de admisión abierta todo el curso escolar.
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